RITUALES
de lo cotidiano a lo divino
¿Cuándo surgieron los rituales? Te lo has preguntado alguna vez…
Cuando te levantas cada día, qué es lo primero que haces, en qué es lo primero que piensas.
Cada una de estas cosas, podría ser un RITUAL y aquí es donde empieza la magia, mi magia, tu magia, nuestra magia…
Ya sabes que he sido una gran viajera, y lo sigo siendo. Durante años viví en India en los grandes monasterios budistas que son centro de erudición, meditación y en donde el ritual y las ceremonias están a la orden del día.
Junto a los grandes lamas tibetanos, aprendí a elaborar los grandes altares, las pequeñas ceremonias,…los montajes singulares de pompa, la herencia de un gran legado…pero en donde realmente aprendí qué es un ritual, fue en mi día a día, junto a mi hijo. Ahí, todo cobró sentido. Me di cuenta de que los rituales, no son sino la magia que le pongamos al día a día y sobretodo me di cuenta que, de lo cotidiano a lo divino, solamente hay un paso.
¿Cuál es la diferencia entre lo programado, las rutinas y los rituales? La respuesta es sencilla. La CONSCIENCIA.
Cuantas veces das ese maravilloso beso de despedida, esas palabras mágicas de amor y cariño, ese abrazo de bienvenida, esa sonrisa de reconocimiento, todo eso no son sino rituales del día a día, que le dan valor y esencia a lo que somos y cómo lo vivimos. Y así nos acercamos a los rituales más elaborados, a aquellos que nombramos usando el vocablo prescrito, El RITUAL.
Para mi el RITUAL es ponerle consciencia a algo, a aquello que quiero propiciar en mi vida, en mi misma, en mi entorno, y puede tener tantos matices maravillosos como desee. Aquí está la magia, en dejar volar la imaginación. En hacer posible, lo imposible. En conectar con mi útero y hacerlo mío, en vivirlo, en sentirlo tan dentro de mi, que no sea sino la misma expresión de mi propia energía, que danza esotéricamente, en un baile sensual de gracia divina.
A menudo leo maravillosos trabajos de Sobonfu Some, de Linnea Dunne o de Shiva Rose, y de otras mujeres que ayudan a reconocer lo irreconocible, a conectarse con lo invisible, a vivir con más objetividad la matrix y todo lo que nos rodea. Le ponen guindas al pastel de la sabiduría que desean transmitir y lo hacen escribiendo sobre el ritual y su fuerza.
Eso es en sí, para mí, un ritual, el ponerse a escribir, a pensar, a conectar con lo divino, a lucir la mejor versión de ti misma, para elaborar lo que deseo, arrastrando del inconsciente al consciente todo lo que hay dentro de mi. Y luego se le pueden poner hojas de laurel, aceites esenciales, escribir un papel o jugar con la tierra, envolver, entregar…
Pero el gran ritual, el verdadero, está dentro de una misma, danzándole a la vida,
para decirle ¡SÍ!
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